martes, 31 de marzo de 2009

Marcas que marcan



Encontrar a alguien que no tenga una sola cicatriz, mancha o marca en todo el cuerpo, es difícil. Algunos las tienen más llamativas y a la vista, otros menos y en lugares más íntimos.
Odiadas por unos, eróticas y hasta tiernas para otros, en ocasiones, llegan a componer un mapa biográfico: la mancha de nacimiento, las cicatrices de la infancia, las del alma, la caída de la bici...
Lo cierto es que toda señal nos marca por dentro y por fuera, nos identifica. Cada huella encierra una historia.
¿Cual es la tuya?

martes, 24 de marzo de 2009

Frío en el alma


En ocasiones, no es fácil encontrar algo cálido. Mi alma tirita al compás del corazón. Hace frío. Alguna oleada, aire estepario que todo lo barre y recorre me alcanza. Quizá, cierta indiferencia, desapego o determinado desafecto lo hayan alterado. Se congelan mis palabras.
Camino sin el aliento de lo que nutre y sustenta mi existencia. Me faltan fuerzas y razones. Me encojo. Busco y preciso del abrigo de un calor, de una mano, de una palabra, de una mirada. Quizá, un rincón, coincidir con mi alma sintiendo la ventisca más de frente. La helada indiferencia lo puebla todo. Voy y vengo, hago y deshago, hablo y callo, pero no soy capaz de decir nada porque nada en verdad me dice, porque todo no me dice nada.
Sin embargo, en las noches de frío, entre los cartones de mi alma irrumpe a mi lado otro silencio vagabundo. Y quizá bebamos la misma espera, el caldo que temple nuestra esperanza. Y a fuerza de compartir el mismo desamparo, acabemos por mirar juntos y ver pálidos reflejos de la luna como presentimiento de un calor por venir. Y el cuerpo próximo caldee mi alma. Solo tú, podrías solear estos rincones polares en los que en ocasiones pasa la tarde mi ánimo y con afecto hacer llevadero este frío y ser más próximo, cálido, con la cercanía de lo sentido.

miércoles, 18 de marzo de 2009

El gusto es mío


A través de los cinco sentidos experimentamos la vida, son ventanas al mundo. Practicar con ellos es la base del aprendizaje y asimilar los estímulos que captan es cultivar la sabiduría. Los cinco son un regalo, pero hay uno especialmente poderoso, pues sobre él podemos intervenir.
Pocas veces logramos cambiar lo que vemos, oímos, olemos y sentimos a través de la piel. Esa vivencias nos llegan sin querer, nos sorprenden y eso les da importancia.
Así, necesitamos ver para creer, tocar para poseer, oír para situarnos y oler para reconocer. Pero el gusto es nuestro, aunque ¿cuántas veces pasamos por alto el poder de la boca? Y eso que el buen o mal gusto depende de ella.
Reír o gruñir, cantar o criticar, susurrar o gritar, hablar o censurar. Perder el gusto en todos los sentidos, es perder un poco de nosotros mismos.
Somos lo que comemos, lo que decimos, lo que callamos, lo que besamos.